O
pasado domingo faleceu José Luís Sampedro. Hoxe as Bibliotecas
escolares unímonos para decirlle adeus.
Economista, novelista, filósofo... era un
home do seu tempo, comprometido cos seus
semellantes, e déixanos innumerables leccións de humanismo e sentido común e
grandes novelas cheas de sensibilidade.
Él xa non está, pero as súas obras permanecen, e é momento de telas, unha vez máis, presentes: "El río que nos lleva", "La sonrisa etrusca", "La vieja sirena", "Escribir es vivir", "El mercado y la globalización", etc...
Él xa non está, pero as súas obras permanecen, e é momento de telas, unha vez máis, presentes: "El río que nos lleva", "La sonrisa etrusca", "La vieja sirena", "Escribir es vivir", "El mercado y la globalización", etc...
Como mostra dos seus escritos podedes ler este pequeno texto que titulou “Navegando entre libros”
¿Habéis
navegado alguna vez en un velero a lo largo de la costa, movidos por una suave
brisa que susurra en las velas, y viendo a poca distancia cómo van apareciendo
y quedando atrás los detalles del litoral? Estáis viendo una playa con un
círculo de casitas, blancas y rojas, al pie de un monte, pero dobláis un
promontorio y el mundo cambia: es ahora un alto acantilado a pico sobre el mar
con orilla de espumas embravecidas. Y más allá es un puerto, grúas alargadas al
cielo, inmensos buques cargando... La vida se desliza ante nosotros.
Pues bien, ésa misma experiencia, pero mucho más rica, más llena de sorpresas, la vivo yo en las grandes librerías. Entro en una y me rodean los muros tapizados de estanterías llenas de libros y, aunque ellos no se mueven, mi lento paso va dejando atrás el universo de las matemáticas y el de la zoología, mientras se me ofrecen, en generosa variedad, los estantes de novelas extranjeras, títulos algunos que conozco, otros tan prometedores y sugestivos que me gustaría desembarcar en ellos, incluso al pasar acaricio un volumen, lo abro al azar, casi voy a caer... ¡pero es tan largo mi viaje, hay tantos horizontes alrededor que continúo! Ahora navego con cuidado, he de sortear islotes que se alzan en mi mar: mesas cubiertas de libros con portadas, fotos de autores, diseños atrayentes... No puedo remediarlo, cargo un libro en mi esquife y sigo, pues ahí veo relatos de viajes, fotos exóticas, mapas reveladores, cargo con otro: un bello recorrido por el Afganistán, sus montañas nevadas al fondo, sus caravanas en el desierto, las más preciosas sedas sobre el áspero lomo de camellos ¡me quedo con él, me quedo con él! Así podré viajar cuando quiera a donde nunca podría ir sin este libro, porque unos salvajes ya han destruido sus bellezas...
Pues bien, ésa misma experiencia, pero mucho más rica, más llena de sorpresas, la vivo yo en las grandes librerías. Entro en una y me rodean los muros tapizados de estanterías llenas de libros y, aunque ellos no se mueven, mi lento paso va dejando atrás el universo de las matemáticas y el de la zoología, mientras se me ofrecen, en generosa variedad, los estantes de novelas extranjeras, títulos algunos que conozco, otros tan prometedores y sugestivos que me gustaría desembarcar en ellos, incluso al pasar acaricio un volumen, lo abro al azar, casi voy a caer... ¡pero es tan largo mi viaje, hay tantos horizontes alrededor que continúo! Ahora navego con cuidado, he de sortear islotes que se alzan en mi mar: mesas cubiertas de libros con portadas, fotos de autores, diseños atrayentes... No puedo remediarlo, cargo un libro en mi esquife y sigo, pues ahí veo relatos de viajes, fotos exóticas, mapas reveladores, cargo con otro: un bello recorrido por el Afganistán, sus montañas nevadas al fondo, sus caravanas en el desierto, las más preciosas sedas sobre el áspero lomo de camellos ¡me quedo con él, me quedo con él! Así podré viajar cuando quiera a donde nunca podría ir sin este libro, porque unos salvajes ya han destruido sus bellezas...
Esa navegación en la librería, en mi
carabela de los descubrimientos, y esa conquista fácil de otros mundos, de
otras vidas, que nunca conocería sin el libro es la fuerza, la magia, la
salvadora vivencia de la lectura. Desde que, en mi infancia, Salgari me llevó a
vivir entre los bucaneros del Caribe, hasta ahora en que puedo asomarme a las
mitocondrias y su discutido misterio en las células, mientras yo no pierda los
ojos ni la razón, la lectura llenará mis deseos, provocará otros y me
descubrirá lo que no sospecho dando a mi limitada vida física perspectivas
innumerables.
¡Desdichados los que se privan de estas navegaciones insustituibles, indispensables, enriquecedoras!
¡Desdichados los que se privan de estas navegaciones insustituibles, indispensables, enriquecedoras!
¡Abramos sus ojos
a la lectura!
AQUÍ podedes ler outro texto onde defende as Bibliotecas Públicas